DECLARACIÓN DE FE


DOCTRINA BASICA.

La Iglesia Cristiana PALABRA VIVA Y RHEMA tiene como misión principal glorificar a Dios mostrando el amor de Cristo a toda persona sin discriminar por motivos raciales, culturales, económicos o de género sexual (Gálatas 3:28)  Queremos que cada miembro sea equipado para que pueda:
1.     Crecer en su amor a Dios;
2.     Servir con sus dones espirituales; y
3.     Hacer discípulos.
Nosotros afirmamos nuestra dependencia en las Sagradas Escrituras para declarar nuestra doctrina y gozosamente la sostenemos como nuestra autoridad final. Podemos decir con un gran sentido de realidad que la Biblia es nuestro credo y que es precisa y sistemática en todo lo que enseña; y que es imposible discernir la doctrina sana y correcta, si no se es guiado por el Espíritu Santo al estudiar las Escrituras.
Como iglesia tenemos estos diez valores, los cuales animamos a que toda persona que es miembro de esta iglesia pueda aplicar en su vida diaria:

1. Adorar a Dios con libertad
2. Tomar su corazón  en oración
3. Recibir su amor, perdón y voluntad
4. Instruirnos en la palabra de Dios
5. Ayudar a los pobres y necesitados
6. Evangelizar a los perdidos y restaurar a los descarriados
7. Propiciar espacio y oportunidad ministerial a todos
8. Desarrollar una relación de amor en Cristo con cada miembro de la congregación
9. Buscar la unidad en Cristo derribando barreras denominacionales
10. Vivir una vida Centro bíblica y Cristo céntrica.

A continuación presentamos la doctrina aceptada por esta iglesia:

La Divina Inspiración de las Escrituras
Las Escrituras, ambas, el Antiguo y el Nuevo Testamento, han sido verbalmente inspiradas por Dios y son la revelación de Dios a los hombres.  Son, además, las infalibles y autoritativas reglas de fe y de conducta.
Pasajes bíblicos:

1.     1 Tesalonicenses 2:13
2.     2 Timoteo 3: 15-17
3.     2 Pedro 1:21

El Único y Verdadero Dios
El único y verdadero Dios, infinito, eterno, todopoderoso y perfecto en santidad,
verdad y amor se ha revelado El mismo como el eterno “Yo Soy”, el Creador de los cielos y la tierra; Y el Redentor de la humanidad.  Dios se ha revelado también a sí mismo como manteniendo los principios de relación y de asociación como Padre, Hijo y Espíritu Santo. 
En la unidad de la deidad hay tres personas: el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo; coexistentes, coiguales y coeternos. El Padre no es el Hijo ni el Hijo es el Espíritu Santo, mas cada uno es verdaderamente Dios. Un Dios: Padre, Hijo y Espíritu Santo
Pasajes bíblicos:

1.     Deuteronomio 6:4
2.     Isaías 43: 10-11
3.     Mateo 28:19
4.     Lucas 3:22

La Deidad del Señor Jesucristo
El Señor Jesucristo es el eterno Hijo de Dios.  Las Escrituras declaran:

1.     Su nacimiento virginal:  Mateo 1:23; Lucas 1:31, 35
2.     Su vida sin pecado:  Hebreos 7:26; 1 Pedro 2:22
3.     Sus milagros:  Hechos 2:22; 10:38
4.     Su obra sustitutoria en la cruz:  1 Corintios 15:3; 2 Corintios 5:21
5.     Su resurrección corporal de entre los muertos:  Mateo 28:6; Lucas 24:39; 1 Cor. 15:4
6.     Su exaltación a la derecha de Dios:  Hechos 1:9, 11; 2:23; Fil. 2: 9-11; Heb. 1:3

La Caída del Hombre
El hombre fue creado bueno e íntegro; porque Dios dijo: “hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza”.  Sin embargo, el hombre por su voluntaria trasgresión, cayó e incurrió no solo en la muerte física, sino también en la muerte espiritual, la cual es la separación de Dios.
Pasajes bíblicos:

1.     Génesis 1:26,27; 2:17; 3:6
2.     Romanos 5:12-19

La Salvación del Hombre
La única esperanza de redención para la humanidad es a través de la sangre derramada por Jesucristo, el Hijo de Dios 
Pasajes bíblicos:

1.     Romanos 3:21-26; 5:9
2.     Colosenses 1:20
3.     Hebreos 9:11-28
4.     Efesios 2:13

Condiciones para la Salvación
La salvación es recibida a través del arrepentimiento hacia Dios y fe en el Señor Jesucristo.  Por el lavado de regeneración y la renovación del Espíritu Santo, siendo justificado por gracia mediante la fe, el hombre viene a ser heredero de Dios, de acuerdo a la esperanza de la vida eterna.
Pasajes bíblicos:

1.     Lucas 24:47
2.     Juan 3:3
3.     Romanos 10:13-15
4.     Efesios 2:8
5.     Tito 2:11; 3: 5-7

La Evidencia de la Salvación
La evidencia interna de la salvación es el testimonio directo del Espíritu Santo
Pasajes bíblicos:

1.     Romanos 8:14-16
2.     1 Juan 3: 1-3; 5:10-13

La evidencia externa para todos los hombres es una vida de justicia y verdadera santidad
Pasajes bíblicos:

1.     Efesios 4:24
2.     Tito 2:12

La Santificación
Santificación es un acto de dedicación a Dios y de separación de aquello que es malo.
Pasajes bíblicos:

1.     Romanos 12:1,2
2.     1 Tesalonicenses 5:23
3.     Hebreos 13:12

Las Escrituras enseñan sobre una vida de “santidad, sin la cual ningún hombre verá al Señor”
(Hebreos 12:14)

Por el poder del Espíritu Santo, nosotros somos capacitados para obedecer el mandato: “Sed santos, porque Yo Soy Santo”  (1 Pedro 1: 15-16)

La santificación es realizada en el creyente al reconocer su identificación con Cristo en Su muerte y resurrección, considerando siempre el hecho de esa unión por la fe; y por ofrecer continuamente cada facultad propia al dominio del Espíritu Santo.
Pasajes bíblicos:

1.     Romanos 6: 1-11, 13; 8: 1-2, 13
2.     Gálatas 2:20
3.     Filipenses 2: 12, 13
4.     1 Pedro 1:5
La Iglesia y su Misión

La iglesia es el Cuerpo de Cristo y la habitación de Dios a través del Espíritu Santo; con el divino propósito de cumplir con la gran comisión.  Cada creyente, nacido de nuevo por el Espíritu Santo, es una parte integral de la Asamblea General e Iglesia de los primogénitos, cuyos nombres están escritos en el Cielo.
Pasajes bíblicos:

1.     Efesios 1:22, 23; 2:22
2.     Hebreos 12:23
Debido a  que los propósitos de Dios con respecto al hombre son: buscar y salvar a los perdidos, ser adorado por el hombre y construir un cuerpo de creyentes a la imagen de Su Hijo; la razón prioritaria de la Iglesia Cristiana PALABRA VIVA Y RHEMA como parte de la iglesia universal de Dios, es:

Ser una agencia de Dios para la evangelización del mundo
Pasajes bíblicos:

1.     Hechos 1:8
2.     Mateo 28: 19-20
3.     Marcos 16: 15-16

Ser un cuerpo corporativo en el cual el hombre adora a Dios
Pasaje bíblico:

1.     1 Corintios 12:13

Ser un canal de Dios para que cumpla Su propósito de construir un cuerpo de santos, siendo perfeccionados en la imagen de Su Hijo.
Pasajes bíblicos:

1.     Efesios 4: 11-16
2.     1 Corintios 12:28; 14:12
La Iglesia Cristiana PALABRA VIVA Y RHEMA  está disponible para que el Espíritu Santo manifieste su poder real y transformador; y para que nos use según los designios de Su voluntad.

Permitiéndonos evangelizar en el poder del Espíritu Santo, quien ejecuta señales y prodigios sobrenaturales:
Pasajes bíblicos:

1.     Marcos 16: 15-20
2.     Hechos 4: 29-31
3.     Hebreos 2: 3-4

Permitiéndonos adorar a Dios en espíritu y en verdad
Pasajes bíblicos:

1.     Juan 4: 23-24
2.     1 Corintios 2: 10-16
3.     1 Corintios 12
4.     1 Corintios 13
5.     1 Corintios 14

Permitiéndonos responder a la completa labor del Espíritu Santo, en cuanto a los frutos y los dones espirituales y del ministerio, para la edificación de la iglesia.
Pasajes bíblicos:

1.     Gálatas 5: 22-26
2.     1 Corintios 12:28; 14:12
3.     Efesios 4: 11-12
4.     Colosenses 1:29
Las dos ordenanzas de la Iglesia son:

1. El Bautismo por Inmersión
La ordenanza del bautismo por inmersión es escritural.  Todos los que se arrepienten y creen en Cristo Jesús como Salvador y Señor, tienen que ser bautizados.  Al hacerlo así, el creyente declara al mundo que ha muerto con Cristo y que también ha sido resucitado con El, para caminar en una nueva vida.
Pasajes bíblicos:

1.     Mateo 28:19
2.     Marcos 16:16
3.     Hechos 10: 47-48
4.     Romanos 6:4

2. La Santa Cena
La Santa Cena, Santa Comunión o Cena del Señor, la cual consiste de los elementos: Pan y vino, es el símbolo que expresa:

1.     Que compartimos la naturaleza divina de nuestro Señor Jesucristo (2 Pedro 1:4)
2.     Un memorial de Su sufrimiento y muerte (1 Corintios 11:26)
3.     Una profecía de Su segunda venida (1 Corintios 11:26)

El Ministerio
Nuestro Señor ha provisto ministerios en la iglesia, para cumplir su propósito de dirección de Su pueblo, para:

1.     Evangelizar al mundo (Marcos 16: 15-20)
2.     Adorar a Dios (Juan 4: 23-24)
3.     Edificar un cuerpo de santos, siendo perfeccionados en la imagen de Cristo Jesús (Efesios 4: 11-16)

El Sostenimiento del Ministerio
Entendemos que los miembros de la iglesia tienen la responsabilidad de sostener económicamente la obra de Dios; y reconocemos que los diezmos y las ofrendas forman parte del plan económico que Dios ha desarrollado con el fin de bendecir económicamente a los hermanos, en la medida que ellos cumplen con la obligación del sostenimiento de la obra.
Pasajes bíblicos:

1.     Génesis 14:20
2.     Génesis 28:22
3.     Mal.3:10-12
4.     Mateo 23:23                          
5.     Lucas 11:42
6.     1 Cor. 9: 6-9
7.     1 Cor. 16:2
8.     Heb. 7: 1-2

La Sanidad Divina
La sanidad divina es parte integrante del evangelio.  Se nos dio liberación de toda enfermedad en el sacrificio expiatorio de Cristo.  Es otro privilegio de los creyentes.
Pasajes bíblicos:

1.     Isaías 53: 4-5
2.     Mateo 8: 16-17
3.     Santiago 5: 14-16
4.     1 Pedro 2:24

El Rapto de la Iglesia y la Resurrección de los Creyentes
La resurrección de aquellos creyentes que han dormido en Cristo y su traslado junto con los que estén vivos en la venida del Señor Jesús, es la inminente y bendita esperanza de la iglesia.
Pasajes bíblicos:

1.     1 Tesalonicenses 4: 16-17
2.     Romanos 8:23; Tito 2:13
3.     1 Corintios 15: 51-52

El Reinado Milenial de Cristo
La segunda venida de Cristo incluye el rapto de los santos, lo cual es nuestra bendita esperanza, seguido por el retorno visible de Jesús con sus santos, para reinar sobre la tierra por mil años.
Pasajes bíblicos:

1.     Zacarías 14:5
2.     Mateo 24:27, 30
3.     Apocalipsis 1:7; 19: 11-14; 20: 1-6

Este reino milenial traerá la salvación de la nación de Israel
Pasajes bíblicos:

1.     Ezequiel 37: 21-22
2.     Sofonías 3: 19-20
3.     Romanos 11: 26-27

Y también permitirá el establecimiento de una paz universal
Pasajes bíblicos:

1.     Isaías 11: 6-9
2.     Salmos 72: 3-8
3.     Miqueas 4: 3-4

El Juicio Final
Habrá un juicio final en el cual los muertos sin Cristo serán levantados y juzgados de acuerdo a sus obras.  Cualquiera cuyo nombre no se halle inscrito en el libro de la vida, será lanzado al lago de fuego junto al diablo y sus ángeles, la bestia y el falso profeta; y tendrán un tormento eterno en el lago que arde con fuego y azufre, el cual es la segunda muerte.
Pasajes bíblicos:

1.     Mateo 25:46
2.     Marcos 9:43-48
3.     Apocalipsis 19:20; 20: 11-15; 21:8
Nuevos Cielos y Nueva Tierra

“Nosotros, de acuerdo a Su promesa, esperamos los cielos nuevos y la tierra nueva, donde mora la justicia”
Pasajes bíblicos:

1.     2 Pedro 3:13
2.     Apocalipsis 21 y 22
LA SEGURIDAD DE LA SALVACIÓN


En vista de la enseñanza Bíblica que la seguridad del creyente depende de una relación viviente con Cristo (Juan 15:6), en vista de la llamada de la Biblia a una vida de santidad (1 Pedro 1:16; Hebreos 12:14); en vista de la enseñanza clara que un hombre puede tener su parte quitada del Libro de Vida (Revelación 22:19); y en vista del hecho que uno que cree durante algún tiempo puede caerse de su posición (Lucas 8:13); La Iglesia Cristiana Palabra Viva y Rhema DESAPRUEBA la posición de seguridad Incondicional que sostiene que “es imposible que una persona, una vez salva, pueda perderse”.  

A continuación explicaremos con más detalles nuestra posición:  

En la materia de la seguridad del creyente, La Iglesia Cristiana Palabra Viva y Rhema se ubica entre las posiciones extremas del Calvinismo y del Arminianismo y acepta los elementos escriturales de ambas enseñanzas.  Al mismo tiempo, reconocemos que aceptamos más los puntos Arminianistas que los Calvinistas en materia de doctrina bíblica.

Los Calvinistas enfatizan, correctamente, la soberanía de Dios y la prerrogativa divina; mientras que los Arminianos declaran, también correctamente, la libre voluntad y la responsabilidad del hombre.  Las dos posiciones, sin embargo, deben considerarse juntas si han de ser entendidas propiamente.

La Iglesia Cristiana PALABRA VIVA Y RHEMA cree en la soberanía de Dios y en la voluntad libre y la responsabilidad del hombre, por lo que declaramos los siguientes puntos: 
1.     La salvación está disponible para cada hombre
Pasajes bíblicos:
1.     2 Pedro 3:9;
2.     Juan 3:16;
3.     Romanos 10:11-13;
4.     1 Timoteo 4: 9-10;
5.     1 Corintios 1:21. 

1.     La salvación se recibe y mantiene por la fe
Pasajes bíblicos:
1.     Efesios 2:8;
2.     Filipenses 3:9;
3.     Hebreos 10:38;
4.     1 Pedro 1:5;
5.     Romanos 3:28;
6.     Gálatas 2:20, 21
7.     1 Corintios 15:2
8.     Mateo 10:22
9.     2 Timoteo 3: 14-15
10.   Santiago 1:21
1.     El continuar cometiendo un pecado afectará adversamente la fe del creyente
Pasajes bíblicos:
1.     1 Juan 1:8; 3:8
2.     Romanos 3:5-8
3.     1 corintios 3:1-3
4.     Hebreos 3:12-14; 12:1
1.      La salvación del creyente se pierde rechazando a Cristo
Pasajes bíblicos:
1.     Juan 17:12
2.     Hebreos 10:38
3.     1 Timoteo 4:1; 5:12, 15
4.     1 Juan 5:16
5.     2 Pedro 2:20
6.     Hebreos 6: 4-6; 10: 26, 27
AMPLIACION DE ESTOS PUNTOS:
La Salvación Está Disponible para Cada Hombre 

Podemos hacernos estas dos preguntas: 
¿Habrá en verdad  algunas personas  predestinadas para ser salvas y otras para ser condenados en el lago de fuego? 
¿Será que Dios, que es Amor, habrá creado a propósito a millones de seres humanos para que vivan toda una eternidad en sufrimiento?
¿Quiénes son entonces los elegidos?


La respuesta está clara cuando se reconoce que el mensaje del evangelio es: Dios extiende su mensaje de gracia y salvación a todo el mundo y recibe por hijo a todo aquel que crea en Su Hijo como salvador personal.  Nadie que lea correctamente el Nuevo Testamento puede perder el impacto de esta gran verdad.  

Sin embargo, en la carta de Pablo a los romanos, en los capítulos del 9 al 11, hay algunas declaraciones que parecen implicar que:

1.     la voluntad del hombre se excluye completamente en la materia de la salvación del creyente y que,
2.     Dios en Su soberanía, ha optado en elegir a algunas personas y a rechazar a otras, sin tomar en cuenta la voluntad de las personas afectadas.  Por ejemplo: 

  
Antes de nacer, Dios ya había amado a Jacob y aborreció a Esaú.  Dijo también: “yo tendré misericordia de quien yo tendré la misericordia, y yo tendré compasión de quien yo tendré  compasión;  por lo tanto no depende del que quiere ni del que corre, sino de Dios que  tiene misericordia...  “ (Romanos 9:11, 13, 15, 16, 18)  

Cuando este pasaje es considerado a la luz de lo que la Palabra enseña como un todo, vemos que  Dios muestra  su decisión pero es evidente que la voluntad del hombre está envuelta en su elección. Jacob fue escogido antes de haber hecho algo bueno o malo, pero la opción de Dios estaba basada en lo que El conocía que Jacob haría.  

Esta verdad está clara  en la carta de Pedro a "los expatriados de la dispersión en el Ponto, Galacia, Capadocia, Asia y Bitinia".  Estos creyentes fueron "elegidos según la presciencia de Dios"  (1 Pedro 1:1, 2)  

Esta misma verdad se declara en Romanos 8:29. Pablo escribió, "a quien él conoció de antemano, también predestinó a ser conformado a la imagen de su Hijo."  

Dios determinó (¡Soberanía!) de antemano las condiciones en que Él mostraría la misericordia. Y es sobre la base de Su omnisciencia que el creyente es escogido en Cristo (Efesios 1:4). Así Dios en Su soberanía ha proporcionado el plan de salvación que todos puedan salvarse.


2.  La Salvación se Recibe y Mantiene por la Fe 


La Biblia establece claramente que nosotros somos salvos por la gracia de Dios, a través de la fe (Efesios 2:8); y que el justo por la fe vivirá (Hebreos 10:38; Romanos 1:17; Gálatas 3:11; Habacuc 2:4) 
Como la salvación del creyente se recibe, no por un acto de rectitud sino por un acto de fe; de igual manera la salvación del creyente se mantiene, no por los actos de rectitud pero por una vida de fe. 
Ser un cristiano, entonces, no es una cuestión de obras sino de FE. Esto debe enfatizarse. En ningún caso el pecador es aceptado por Dios sobre la base de nada bueno que él haya hecho. El se salva totalmente y solamente por la gracia a través de la fe. Por la fe, él acepta el hecho que Cristo murió en su lugar. Por la fe él se abandona en la misericordia de Dios y acepta a Cristo como su Salvador. Por la fe, él se ve vestido con la rectitud de Cristo—la cual le es imputada, no a través de ningún mérito propio (Filipenses 3:9) sino de los méritos de Cristo. El creyente sabe que él es aceptado por la fe y este conocimiento le da paz y alegría.  

El párrafo anterior explica lo que es la posición del creyente; Sin embargo, ésta no debe confundirse con su estado. Su posición es el resultado de la gracia de Dios que él ha aceptado por la fe. Debido a la fe, ¡Él está de pie, firme, justificado y vestido con la rectitud de Cristo!  

El estado del creyente, o el funcionamiento fuera de la rectitud de Cristo en el creyente, es otra cuestión. Involucra el crecimiento espiritual, una santificación progresiva por la cooperación obediente con el Espíritu Santo (2 Pedro 1:5-7; Romanos 6:12, 13; 8:13; Colosenses 3:1-5)
Durante este proceso de maduración, el creyente debe aprender por sus errores así como por sus victorias. No obstante, su seguridad nunca está en duda con tal que su fe en Cristo sea firme; porque él es guardado por la fe.  

Su crecimiento espiritual varía en la excelencia y en el grado que él le permite al Espíritu Santo que está en él, trabajar dentro de él. Sin embargo, durante todo el proceso de perfeccionamiento, el creyente se acredita  la perfección a través de la rectitud imputada de Cristo por la fe. A través del proceso, él está seguro; su salvación está segura.  “No hay por consiguiente, ahora, ninguna condenación para los que están en Cristo Jesús" (Romanos 8:1)  

La seguridad del creyente, entonces, es determinada solamente por la fe; tanto en la recepción de la salvación como en su mantenimiento. Esta seguridad es hecha posible a través de la misericordia de Dios imputando la rectitud de Su propio Hijo al creyente falloso y defectuoso, con tal que él mantenga una fe viviente en Cristo. "Porque él fue hecho pecado por nosotros, quién no cometió ningún pecado; para que nosotros pudiéramos ser justicia de Dios en él" 
(2 Corintios 5:21) 

3.  El Continuar Pecando Afecta la Fe del Creyente 



La Biblia deja muy bien establecido que en esta vida los cristianos pecan; y que el recurso de ellos cuando han pecado es el perdón a través de Cristo (1 Juan 1:8, 9; 2:1)  

Por otro lado, es antinatural para un cristiano continuar en una vida de pecado. Es decir, en tanto que tenga la vida de Cristo dentro de él, habitualmente no puede pecar. (Vea 1 Juan 3:8, 9, donde el tiempo griego es el presente continuo)  


El que practica el pecado es del diablo. Cualquiera que nace de Dios no practica el pecado; es decir, no sigue un hábito de pecado. No puede seguir pecando a la manera que los hijos del diablo lo hacen. El verdadero cristiano debiera poner el pecado a un lado y seguir creciendo espiritualmente, sabiendo que cualquier práctica pecaminosa le afectará muy negativamente su fe. 

¿Implica esto que un cristiano puede pecar y todavía se puede salvar? 
El primer impulso de muchos es decir que si peca no se salva. Sin embargo, es necesario considerar el hecho de que el orgullo, la envidia, y la amargura se aceptan como “fracasos comunes”. Nadie sugeriría que los creyentes que cometen estos pecados estén perdidos.  

Es más si se insiste que Dios exige en el presente la perfección de los creyentes, entonces debemos plantearnos la siguiente pregunta: "¿Está el cristiano firme en Cristo basado en su propia justicia o en la justicia de Cristo imputada a él por la fe?” Si el hombre sólo se salva si mantiene una vida sin caída, ¡entonces la salvación no sería por gracia, sino por obras! 

Por lo tanto, si el creyente es aceptado por Dios sólo si él está sin faltas, entonces el cristiano no es libre de la condenación como Pablo insistió en Romanos 8:1. Se convierte más bien en un continuo ejercicio de miedo y condenación al vivir escudriñando su alma; con lo que pierde el gozo que trae el conocimiento de la salvación.  (Ver  Romanos 5: 9-11, donde está claro que “el Dios que nos amó tanto para proveer nuestra salvación, nos ama también lo suficiente para mantenernos salvos todo el camino hasta la gloria”). Esta convicción nos da alegría en Él.


Sin embargo, el ser consciente de que vivimos en medio de un mundo depravado, nos debe animar a pedirle continuamente al Espíritu Santo que escudriñe nuestro corazón; y si nos muestra algún pecado no confesado aún, debemos recurrir a la confesión y al arrepentimiento.  Recordemos que el Señor Jesús, en la oración que nos enseñó (el Padre nuestro), nos dice que cada día, además de pedir nuestro pan, debemos pedirle a Dios que nos perdone todas nuestras ofensas. 

Una pregunta relacionada con esto es la siguiente:

¿Qué pasaría a un creyente que comete un pecado precisamente segundos antes del retorno del Señor, o si muere cometiendo un pecado?
En primer lugar debemos reconocer que el Señor Jesús es Fiel.  El no nos va a usar en su obra por algún tiempo sólo para traicionarnos al final, permitiendo que Satanás nos derribe cuando ya no haya oportunidad para arrepentirnos.  Es cierto que muchas veces, después de ciertas caídas y levantadas, el Señor puede recurrir a llevarnos de este mundo si, en su omnisciencia, conoce que el volver a caer significaría una retirada total de la fe.  En su misericordia y por su amor, puede usar esta prerrogativa de Su soberanía.

Por otro lado, sabemos que hay quienes mantienen que un cristiano no puede cometer un pecado y seguir siendo salvo (basados en lo que realmente enseña la Biblia que “sin santidad nadie verá al Señor” y “Sed santos porque yo soy santo”);  y en lugar de concentrar su enseñanza en el amor, la gracia, la misericordia y la fidelidad de Dios, enseñan que semejante creyente está perdido, rechazado por Dios y condenado por la eternidad. ¡Qué desesperación!  El creyente, en lugar de recibir un evangelio que le enseña que la gracia de Dios ha sido manifestada para que conozca la verdad y sea libre, se pasa toda una vida con el gran temor de que su futuro eterno sería el lago de fuego.

¡El verdadero creyente no está en una puerta rotativa, entrando y saliendo de la gracia de Dios! ¡Él está seguro en las manos de Dios, y ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni poderes, ni las cosas presentes, ni las cosas por venir, ni altura, ni profundidad, ni cualquier otra criatura podrá separarlo del amor del Padre!  
Debe decirse, sin embargo, con el mayor énfasis posible, que pecar no es natural para el cristiano. Él no puede seguir cometiendo los mismos viejos pecados. Habiendo nacido del Espíritu, el creyente es una nueva criatura para quien las cosas viejas han pasado y las nuevas cosas han venido (2 Corintios 5:17)  

El pecar es ahora, ANTINATURAL. La vieja vida es una cosa del pasado; y aunque es una fuerza latente dentro de uno, está dominada y declarada muerta  por la nueva Presencia que mora en nosotros (Romanos 6:11)  Aquello que antes era la practica y costumbre, ahora se ha convertido en algo antinatural y contrario a los nuevos impulsos del corazón.  

"El que es nacido de Dios," dijo Juan, "no puede pecar [o seguir practicando el pecado]". Es decir, el pecado es extraño a la nueva naturaleza. La nueva naturaleza que es nuestra por la fe, no peca.


Así cuando la vieja naturaleza recobra el control, temporal e inesperadamente, el nuevo ser se subleva contra esta intrusión antinatural. El recurso inmediato es Cristo.  La Biblia nos dice que aunque nosotros le seamos infieles al Señor, El permanece siendo Fiel.  El no se puede negar a sí mismo (2 Timoteo 2:13).  El Señor siempre está dispuesto a interceder por nosotros ante el Padre (Hebreos 7:25), mostrándonos que su amor por nosotros nunca deja de ser.

Cuando el creyente que ha pecado se vuelve a Cristo, no viene con la desesperación de un alma perdida, sino con el conocimiento seguro que, como un hijo de Dios que es, él tiene un Abogado con el Padre (quien es Fiel y Justo para perdonar nuestros pecados y limpiarnos de toda injusticia)


Así el creyente ejerce su prerrogativa como hijo de Dios, sin dudar su posición que él sabe está basada en la rectitud infalible de Cristo por la fe.  

Habiendo enfatizado la soberanía y gracia de Dios, también es indispensable traer a colación la  libre voluntad y la responsabilidad del creyente. Dios no retira el poder de elección a la persona que cree. Por el ejercicio del libre albedrío, el creyente acepta la salvación y se vuelve un hijo de Dios; y por el continuo ejercicio de su voluntad, el creyente sigue siendo un hijo de Dios.
Seguir creyendo es la responsabilidad del creyente.  

El creyente también debe tener el cuidado de no tomar una actitud ligera hacia el pecado. No debe usar la gracia de Dios como una licencia para pecar.  La Palabra nos enseña que nadie puede burlarse de Dios (Gálatas 6:7); y que Dios, además de ser amor (1 Juan 4:16), también es fuego consumidor (Deuteronomio 4:24)

"¿Continuaremos en el pecado para que la gracia abunde?” Preguntó  Pablo (Romanos 6:1) La respuesta es enfáticamente negativa. Pablo supo y enseñó que el practicar un pecado afectaría adversamente la fe de un creyente; y es la fe la que hace posible una relación con Dios.  

El pecado continuado es presuntuoso, arbitrario, y es una evidencia de rebelión. (Ver Números 15:30, 31)  La rebelión es lo contrario a la obediencia de fe.  

Los creyentes constantemente deben estar en guardia, “mirad bien, no sea que alguno deje de alcanzar la gracia de Dios" (Hebreos 12:15)  La exhortación de la Biblia es: "Examinaos a vosotros mismos si estáis en la fe; probaos a vosotros mismos” (2 Corintios 13:5)  

¿Por qué  tales precauciones y preocupación? Estas repetidas advertencias sólo son comprensibles cuando se reconoce que la pérdida de la fe perjudica el alma. ¡Así como es verdad que la salvación del creyente no se gana por sus hechos virtuosos ni su salvación es mantenida por ellos, es igualmente cierto que cuando el creyente obtiene su salvación por la fe, también la puede perder por causa de la incredulidad!  

El pecado y la incredulidad están estrechamente relacionados. El pecado arriesga la fe, y perder la fe es perder lo que mantiene a una persona firme en la salvación en Cristo.  En Hebreos 3: 12-14 se confirma esto.


El escritor advirtió a los hermanos que la incredulidad los llevaría a apartarse del Dios viviente;  les advirtió que si el pecado nos engaña va a endurecer nuestro corazón (trae rebeldía); y les recordó que somos participantes de Cristo con la condición de que retengamos firmes hasta el fin, nuestra confianza del principio.

Si ser salvo en Cristo es por la fe, quite la fe y ya no queda nada que le pueda mantener salvo. Por esto  la Escritura amonesta al creyente diciéndole:   "Ten cuidado de ti mismo…”
(1 Timoteo 4:16) 

4.  La Salvación se Pierde Rechazando a Cristo 


Dios no permite que lo tomemos tan fácilmente. (Vea Romanos 10:21, donde Pablo estaba hablando de Israel, pero aplicando el principio a los creyentes)  Un creyente puede perderse si por desatender las constantes llamadas que le hace el Espíritu Santo, llega al punto donde rechaza a Jesús como su Salvador.  

Es posible creer durante algún tiempo y caer cuando viene la tentación (Lucas 8:13 Es posible para el hermano débil por quien Cristo se murió, perecer (1 Corintios 8:11)  
Es posible que un nombre que haya sido escrito en el Libro de Vida, sea borrado (Apocalipsis 22:19)  La Biblia nos da ejemplo de hermanos que por un tiempo estuvieron sirviendo al Señor y luego fueron apóstatas de la fe (Ver 2 de Timoteo 2:17; 4:10,17)

Ahora bien, debido a que sólo Dios conoce todas las cosas, aún las intenciones de nuestros pensamientos; NO es posible determinar si una persona ha dado, o no, su espalda a Jesús como su Salvador; por consiguiente, debemos dejar todo juicio en las manos del único Juez y Omnisciente Dios.

De una cosa sí podemos estar seguros: Si Dios no cesa en sus esfuerzos por hacer que vuelva el pródigo pecador al arrepentimiento, tampoco debiera la iglesia dejar de insistir que aquellos que se han descarriado vuelvan a reconciliarse con Cristo.
La Biblia reconoce la posibilidad de que la salvación puede perderse, pero nunca deja de ofrecer esperanza para cualquiera que quiere responder al llamado del Espíritu Santo. La invitación de Jesús es sin discriminación. El habla a todos cuando dice, "Vengan a mí todos los que estén cansados y cargados, que yo les daré descanso" (Mateo 11:28)

O como lo dice Pablo: "Porque todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo" 
(Romanos 10:13

Sergio A Monsalve Rojas
Pastor Presidente y Fundador

Iglesia Cristiana Palabra Viva y Rhema.
PJE 1735 Min. Interior.