DOCTRINA BASICA.
1.
Crecer
en su amor a Dios;
2.
Servir
con sus dones espirituales; y
3.
Hacer
discípulos.
Nosotros
afirmamos nuestra dependencia en las Sagradas Escrituras para declarar nuestra
doctrina y gozosamente la sostenemos como nuestra autoridad final. Podemos
decir con un gran sentido de realidad que la Biblia es nuestro credo y que es precisa y
sistemática en todo lo que enseña; y que es imposible discernir la doctrina
sana y correcta, si no se es guiado por el Espíritu Santo al estudiar las
Escrituras.
Como iglesia tenemos estos diez
valores,
los cuales animamos a que toda persona que es miembro de esta iglesia pueda
aplicar en su vida diaria:
1. Adorar a
Dios con libertad
2. Tomar su corazón en oración
3. Recibir su amor, perdón y voluntad
4. Instruirnos en la palabra de Dios
5. Ayudar a los pobres y necesitados
6. Evangelizar a los perdidos y restaurar a los descarriados
7. Propiciar espacio y oportunidad ministerial a todos
8. Desarrollar una relación de amor en Cristo con cada miembro de la
congregación
9. Buscar la unidad en Cristo derribando barreras denominacionales
10. Vivir una vida Centro bíblica y Cristo céntrica.
A continuación presentamos la
doctrina aceptada por esta iglesia:
Las Escrituras, ambas, el Antiguo y el Nuevo Testamento, han sido verbalmente
inspiradas por Dios y son la revelación de Dios a los hombres. Son,
además, las infalibles y autoritativas reglas de fe y de conducta.
Pasajes bíblicos:
1.
1
Tesalonicenses 2:13
2.
2
Timoteo 3: 15-17
3.
2
Pedro 1:21
El
Único y Verdadero Dios
El único y verdadero Dios, infinito, eterno, todopoderoso y perfecto en
santidad,
verdad y amor se ha revelado El mismo como el eterno “Yo Soy”, el Creador de
los cielos y la tierra; Y el Redentor de la humanidad. Dios se ha
revelado también a sí mismo como manteniendo los principios de relación y de
asociación como Padre, Hijo y Espíritu Santo.
En la unidad de la deidad hay tres personas: el Padre, el Hijo y el Espíritu
Santo; coexistentes, coiguales y coeternos. El Padre no es el Hijo ni el Hijo
es el Espíritu Santo, mas cada uno es verdaderamente Dios. Un Dios: Padre, Hijo
y Espíritu Santo
Pasajes bíblicos:
1.
Deuteronomio
6:4
2.
Isaías
43: 10-11
3.
Mateo
28:19
4.
Lucas
3:22
El Señor Jesucristo es el eterno Hijo de Dios. Las Escrituras declaran:
1.
Su
nacimiento virginal: Mateo 1:23; Lucas 1:31, 35
2.
Su
vida sin pecado: Hebreos 7:26; 1 Pedro 2:22
3.
Sus
milagros: Hechos 2:22; 10:38
4.
Su
obra sustitutoria en la cruz: 1 Corintios 15:3; 2 Corintios 5:21
5.
Su
resurrección corporal de entre los muertos: Mateo 28:6; Lucas 24:39; 1
Cor. 15:4
6.
Su
exaltación a la derecha de Dios: Hechos 1:9, 11; 2:23; Fil. 2: 9-11; Heb.
1:3
El hombre fue creado bueno e íntegro; porque Dios dijo: “hagamos al hombre a
nuestra imagen y semejanza”. Sin embargo, el hombre por su voluntaria
trasgresión, cayó e incurrió no solo en la muerte física, sino también en la
muerte espiritual, la cual es la separación de Dios.
Pasajes bíblicos:
1.
Génesis
1:26,27; 2:17; 3:6
2.
Romanos
5:12-19
La única esperanza de redención para la humanidad es a través de la sangre
derramada por Jesucristo, el Hijo de Dios
Pasajes bíblicos:
1.
Romanos
3:21-26; 5:9
2.
Colosenses
1:20
3.
Hebreos
9:11-28
4.
Efesios
2:13
Condiciones
para la Salvación
Pasajes bíblicos:
1.
Lucas
24:47
2.
Juan
3:3
3.
Romanos
10:13-15
4.
Efesios
2:8
5.
Tito
2:11; 3: 5-7
Pasajes bíblicos:
1.
Romanos
8:14-16
2.
1
Juan 3: 1-3; 5:10-13
La evidencia
externa para todos los hombres es una vida de justicia y verdadera santidad
Pasajes bíblicos:
1.
Efesios
4:24
2.
Tito
2:12
La
Santificación
Pasajes bíblicos:
1.
Romanos
12:1,2
2.
1
Tesalonicenses 5:23
3.
Hebreos
13:12
Las
Escrituras enseñan sobre una vida de “santidad, sin la cual ningún hombre verá
al Señor”
(Hebreos 12:14)
Por el poder
del Espíritu Santo, nosotros somos capacitados para obedecer el mandato: “Sed
santos, porque Yo Soy Santo” (1 Pedro 1: 15-16)
La
santificación es realizada en el creyente al reconocer su identificación con
Cristo en Su muerte y resurrección, considerando siempre el hecho de esa unión
por la fe; y por ofrecer continuamente cada facultad propia al dominio del
Espíritu Santo.
Pasajes bíblicos:
1. Romanos 6: 1-11, 13;
8: 1-2, 13
2. Gálatas 2:20
3. Filipenses 2: 12, 13
4. 1 Pedro 1:5
La iglesia es
el Cuerpo de Cristo y la habitación de Dios a través del Espíritu Santo; con el
divino propósito de cumplir con la gran comisión. Cada creyente, nacido
de nuevo por el Espíritu Santo, es una parte integral de la Asamblea General
e Iglesia de los primogénitos, cuyos nombres están escritos en el Cielo.
Pasajes bíblicos:
1. Efesios 1:22, 23; 2:22
2. Hebreos 12:23
Debido
a que los propósitos de Dios con respecto al hombre son: buscar y salvar
a los perdidos, ser adorado por el hombre y construir un cuerpo de creyentes a
la imagen de Su Hijo; la razón prioritaria de la Iglesia Cristiana
PALABRA VIVA Y RHEMA como parte de
la iglesia universal de Dios, es:
Ser una
agencia de Dios para la evangelización del mundo
Pasajes bíblicos:
1. Hechos 1:8
2. Mateo 28: 19-20
3. Marcos 16: 15-16
Ser un cuerpo corporativo en el cual el hombre adora a Dios
Pasaje bíblico:
1.
1
Corintios 12:13
Ser un canal
de Dios para que cumpla Su propósito de construir un cuerpo de santos, siendo
perfeccionados en la imagen de Su Hijo.
Pasajes bíblicos:
1. Efesios 4: 11-16
2. 1 Corintios 12:28;
14:12
Permitiéndonos
evangelizar en el poder del Espíritu Santo, quien ejecuta señales y prodigios
sobrenaturales:
Pasajes bíblicos:
1. Marcos 16: 15-20
2. Hechos 4: 29-31
3. Hebreos 2: 3-4
Permitiéndonos
adorar a Dios en espíritu y en verdad
Pasajes bíblicos:
1. Juan 4: 23-24
2. 1 Corintios 2: 10-16
3. 1 Corintios 12
4. 1 Corintios 13
5. 1 Corintios 14
Permitiéndonos
responder a la completa labor del Espíritu Santo, en cuanto a los frutos y los
dones espirituales y del ministerio, para la edificación de la iglesia.
Pasajes bíblicos:
1. Gálatas 5: 22-26
2. 1 Corintios 12:28;
14:12
3. Efesios 4: 11-12
4. Colosenses 1:29
Las dos ordenanzas de la Iglesia son:
1.
El Bautismo por Inmersión
La
ordenanza del bautismo por inmersión es escritural. Todos los que se
arrepienten y creen en Cristo Jesús como Salvador y Señor, tienen que ser
bautizados. Al hacerlo así, el creyente declara al mundo que ha muerto
con Cristo y que también ha sido resucitado con El, para caminar en una nueva
vida.
Pasajes bíblicos:
1. Mateo 28:19
2. Marcos 16:16
3. Hechos 10: 47-48
4. Romanos 6:4
2.
La Santa Cena
1. Que compartimos la
naturaleza divina de nuestro Señor Jesucristo (2 Pedro 1:4)
2. Un memorial de Su
sufrimiento y muerte (1 Corintios 11:26)
3. Una profecía de Su
segunda venida (1 Corintios 11:26)
El
Ministerio
Nuestro Señor ha provisto ministerios en la iglesia, para cumplir su propósito
de dirección de Su pueblo, para:
1. Evangelizar al mundo
(Marcos 16: 15-20)
2. Adorar a Dios (Juan 4:
23-24)
3. Edificar un cuerpo de
santos, siendo perfeccionados en la imagen de Cristo Jesús (Efesios 4: 11-16)
El
Sostenimiento del Ministerio
Entendemos que los miembros de la iglesia tienen la responsabilidad de sostener
económicamente la obra de Dios; y reconocemos que los diezmos y las ofrendas
forman parte del plan económico que Dios ha desarrollado con el fin de bendecir
económicamente a los hermanos, en la medida que ellos cumplen con la obligación
del sostenimiento de la obra.
Pasajes bíblicos:
1.
Génesis
14:20
2.
Génesis
28:22
3.
Mal.3:10-12
4.
Mateo
23:23
5.
Lucas
11:42
6.
1
Cor. 9: 6-9
7.
1
Cor. 16:2
8.
Heb.
7: 1-2
La
Sanidad Divina
La sanidad divina es parte integrante del evangelio. Se nos dio
liberación de toda enfermedad en el sacrificio expiatorio de Cristo. Es
otro privilegio de los creyentes.
Pasajes bíblicos:
1. Isaías 53: 4-5
2. Mateo 8: 16-17
3. Santiago 5: 14-16
4. 1 Pedro 2:24
El
Rapto de la Iglesia
y la Resurrección
de los Creyentes
La
resurrección de aquellos creyentes que han dormido en Cristo y su traslado
junto con los que estén vivos en la venida del Señor Jesús, es la inminente y
bendita esperanza de la iglesia.
Pasajes bíblicos:
1. 1 Tesalonicenses 4:
16-17
2. Romanos 8:23; Tito
2:13
3. 1 Corintios 15: 51-52
El
Reinado Milenial de Cristo
La segunda venida de Cristo incluye el rapto de los santos, lo cual es nuestra
bendita esperanza, seguido por el retorno visible de Jesús con sus santos, para
reinar sobre la tierra por mil años.
Pasajes bíblicos:
1. Zacarías 14:5
2. Mateo 24:27, 30
3. Apocalipsis 1:7; 19:
11-14; 20: 1-6
Este reino
milenial traerá la salvación de la nación de Israel
Pasajes bíblicos:
1. Ezequiel 37: 21-22
2. Sofonías 3: 19-20
3. Romanos 11: 26-27
Y también
permitirá el establecimiento de una paz universal
Pasajes bíblicos:
1. Isaías 11: 6-9
2. Salmos 72: 3-8
3. Miqueas 4: 3-4
El
Juicio Final
Habrá
un juicio final en el cual los muertos sin Cristo serán levantados y juzgados
de acuerdo a sus obras. Cualquiera cuyo nombre no se halle inscrito en el
libro de la vida, será lanzado al lago de fuego junto al diablo y sus ángeles,
la bestia y el falso profeta; y tendrán un tormento eterno en el lago que arde
con fuego y azufre, el cual es la segunda muerte.
Pasajes bíblicos:
1. Mateo 25:46
2. Marcos 9:43-48
3. Apocalipsis 19:20; 20:
11-15; 21:8
Nuevos
Cielos y Nueva Tierra
“Nosotros, de
acuerdo a Su promesa, esperamos los cielos nuevos y la tierra nueva, donde mora
la justicia”
Pasajes bíblicos:
1. 2 Pedro 3:13
2. Apocalipsis 21 y 22
En vista de la enseñanza Bíblica que la seguridad del creyente depende de una
relación viviente con Cristo (Juan 15:6), en vista de la llamada de la Biblia a una vida de
santidad (1 Pedro 1:16; Hebreos 12:14); en vista de la enseñanza clara que un
hombre puede tener su parte quitada del Libro de Vida (Revelación 22:19); y en
vista del hecho que uno que cree durante algún tiempo puede caerse de su
posición (Lucas 8:13); La Iglesia Cristiana Palabra Viva y Rhema DESAPRUEBA la posición de seguridad Incondicional que
sostiene que “es imposible que una persona, una vez salva, pueda
perderse”.
A continuación explicaremos con más detalles nuestra
posición:
En la materia de la seguridad del creyente, La
Iglesia Cristiana Palabra Viva y Rhema se ubica entre las posiciones extremas del Calvinismo y del
Arminianismo y acepta los elementos escriturales de ambas enseñanzas. Al
mismo tiempo, reconocemos que aceptamos más los puntos Arminianistas que los
Calvinistas en materia de doctrina bíblica.
Los Calvinistas enfatizan, correctamente, la soberanía de Dios y la
prerrogativa divina; mientras que los Arminianos declaran, también correctamente,
la libre voluntad y la responsabilidad del hombre. Las dos
posiciones, sin embargo, deben considerarse juntas si
han de ser entendidas propiamente.
1. La salvación está disponible para cada hombre
Pasajes
bíblicos:
1.
2
Pedro 3:9;
2.
Juan
3:16;
3.
Romanos
10:11-13;
4.
1
Timoteo 4: 9-10;
5.
1
Corintios 1:21.
1.
La salvación
se recibe y mantiene por la fe
Pasajes
bíblicos:
1. Efesios 2:8;
2. Filipenses 3:9;
3. Hebreos 10:38;
4. 1 Pedro 1:5;
5. Romanos 3:28;
6. Gálatas 2:20, 21
7. 1 Corintios 15:2
8. Mateo 10:22
9. 2 Timoteo 3: 14-15
10. Santiago 1:21
1.
El continuar
cometiendo un pecado afectará adversamente la fe del creyente
Pasajes
bíblicos:
1. 1 Juan 1:8; 3:8
2. Romanos 3:5-8
3. 1 corintios 3:1-3
4. Hebreos 3:12-14; 12:1
1. La salvación del creyente se pierde rechazando
a Cristo
Pasajes
bíblicos:
1. Juan 17:12
2. Hebreos 10:38
3. 1 Timoteo 4:1; 5:12,
15
4. 1 Juan 5:16
5. 2 Pedro 2:20
6. Hebreos 6: 4-6; 10:
26, 27
AMPLIACION
DE ESTOS PUNTOS:
Podemos
hacernos estas dos preguntas:
¿Habrá en verdad algunas personas predestinadas para ser salvas y
otras para ser condenados en el lago de fuego?
¿Será que Dios, que es Amor, habrá creado a propósito a millones de seres
humanos para que vivan toda una eternidad en sufrimiento?
¿Quiénes son entonces los elegidos?
La respuesta
está clara cuando se reconoce que el mensaje del evangelio es: Dios extiende su
mensaje de gracia y salvación a todo el mundo y recibe por hijo a todo aquel
que crea en Su Hijo como salvador personal. Nadie que lea correctamente
el Nuevo Testamento puede perder el impacto de esta gran verdad.
Sin embargo, en la carta de Pablo a los romanos, en los capítulos del 9 al 11,
hay algunas declaraciones que parecen implicar que:
1. la voluntad del hombre
se excluye completamente en la materia de la salvación del creyente y que,
2. Dios en Su soberanía,
ha optado en elegir a algunas personas y a rechazar a otras, sin tomar en
cuenta la voluntad de las personas afectadas. Por ejemplo:
Antes de nacer, Dios ya había amado a Jacob y aborreció a Esaú. Dijo
también: “yo tendré misericordia de quien yo tendré la misericordia, y yo
tendré compasión de quien yo tendré compasión; por lo tanto no
depende del que quiere ni del que corre, sino de Dios que tiene
misericordia... “ (Romanos 9:11, 13, 15, 16, 18)
Cuando este pasaje es considerado a la luz de lo que la Palabra enseña como un
todo, vemos que Dios muestra su decisión pero es evidente que la
voluntad del hombre está envuelta en su elección. Jacob fue escogido antes de
haber hecho algo bueno o malo, pero la opción de Dios estaba
basada en lo que El conocía que Jacob haría.
Esta verdad está clara en la carta de Pedro a "los expatriados de la
dispersión en el Ponto, Galacia, Capadocia, Asia y Bitinia". Estos
creyentes fueron "elegidos según la presciencia de
Dios" (1 Pedro 1:1, 2)
Esta misma verdad se declara en Romanos 8:29. Pablo escribió, "a quien él conoció de antemano, también predestinó a ser conformado
a la imagen de su Hijo."
Dios determinó (¡Soberanía!) de antemano
las condiciones en que Él mostraría la misericordia. Y es sobre la base de Su
omnisciencia que el creyente es escogido en Cristo (Efesios 1:4). Así Dios en
Su soberanía ha proporcionado el plan de salvación que todos puedan salvarse.
2.
La Salvación
se Recibe y Mantiene por la Fe
Como la salvación del creyente se recibe, no por un acto de rectitud sino por
un acto de fe; de igual manera la salvación del creyente se mantiene, no por
los actos de rectitud pero por una vida de fe.
Ser un cristiano, entonces, no es una cuestión de
obras sino de FE. Esto debe enfatizarse. En ningún caso el
pecador es aceptado por Dios sobre la base de nada bueno que él haya hecho. El
se salva totalmente y solamente por la gracia a través de la fe. Por la fe, él
acepta el hecho que Cristo murió en su lugar. Por la fe él se abandona en la
misericordia de Dios y acepta a Cristo como su Salvador. Por la fe, él se ve
vestido con la rectitud de Cristo—la cual le es imputada, no a través de ningún
mérito propio (Filipenses 3:9) sino de los méritos de Cristo. El creyente sabe
que él es aceptado por la fe y este conocimiento le da paz y alegría.
El párrafo anterior explica lo que es la posición del creyente; Sin
embargo, ésta no debe confundirse con su estado. Su posición es el resultado de
la gracia de Dios que él ha aceptado por la fe. Debido a la fe, ¡Él está de
pie, firme, justificado y vestido con la rectitud de Cristo!
El estado del creyente, o el
funcionamiento fuera de la rectitud de Cristo en el creyente, es otra cuestión.
Involucra el crecimiento espiritual, una santificación progresiva por la
cooperación obediente con el Espíritu Santo (2 Pedro 1:5-7; Romanos 6:12, 13; 8:13;
Colosenses 3:1-5)
Durante este proceso de maduración, el creyente debe aprender por sus errores
así como por sus victorias. No obstante, su seguridad nunca está en duda con
tal que su fe en Cristo sea firme; porque él es guardado por la fe.
Su crecimiento espiritual varía en la excelencia y en el grado que él le
permite al Espíritu Santo que está en él, trabajar dentro de él. Sin embargo,
durante todo el proceso de perfeccionamiento, el creyente se acredita la
perfección a través de la rectitud imputada de Cristo por la fe. A través del
proceso, él está seguro; su salvación está segura. “No hay por
consiguiente, ahora, ninguna condenación para los que están en Cristo
Jesús" (Romanos 8:1)
La seguridad del creyente, entonces, es determinada solamente por la fe; tanto
en la recepción de la salvación como en su mantenimiento. Esta seguridad es
hecha posible a través de la misericordia de Dios imputando la rectitud de Su
propio Hijo al creyente falloso y defectuoso, con tal que él mantenga una fe viviente
en Cristo. "Porque él fue hecho pecado por nosotros, quién no cometió
ningún pecado; para que nosotros pudiéramos ser justicia de Dios en él"
(2 Corintios 5:21)
3.
El Continuar Pecando Afecta la Fe
del Creyente
Por otro lado, es antinatural
para un cristiano continuar en una vida de pecado. Es decir, en tanto que tenga
la vida de Cristo dentro de él, habitualmente no puede pecar. (Vea 1 Juan 3:8,
9, donde el tiempo griego es el presente continuo)
El que
practica el pecado es del diablo. Cualquiera que nace de Dios no practica el
pecado; es decir, no sigue un hábito de pecado. No puede seguir pecando a la
manera que los hijos del diablo lo hacen. El verdadero cristiano debiera poner
el pecado a un lado y seguir creciendo espiritualmente, sabiendo que cualquier
práctica pecaminosa le afectará muy negativamente su fe.
¿Implica esto que un cristiano puede pecar y todavía se puede salvar?
El primer impulso de muchos es decir que si peca no se salva. Sin embargo, es
necesario considerar el hecho de que el orgullo, la envidia, y la amargura se
aceptan como “fracasos comunes”. Nadie sugeriría que los creyentes que cometen
estos pecados estén perdidos.
Es más si se insiste que Dios exige en el presente la perfección de los
creyentes, entonces debemos plantearnos la siguiente pregunta: "¿Está el
cristiano firme en Cristo basado en su propia justicia o en la justicia de
Cristo imputada a él por la fe?” Si el hombre sólo se salva si mantiene una
vida sin caída, ¡entonces la salvación no sería por gracia, sino por obras!
Por lo tanto, si el creyente es aceptado por Dios sólo si él está sin faltas,
entonces el cristiano no es libre de la condenación como Pablo insistió en
Romanos 8:1. Se convierte más bien en un continuo ejercicio de miedo y
condenación al vivir escudriñando su alma; con lo que pierde el gozo que trae
el conocimiento de la salvación. (Ver Romanos 5: 9-11, donde está
claro que “el Dios que nos amó tanto para proveer nuestra salvación, nos ama
también lo suficiente para mantenernos salvos todo el camino hasta la gloria”).
Esta convicción nos da alegría en Él.
Sin embargo,
el ser consciente de que vivimos en medio de un mundo depravado, nos debe
animar a pedirle continuamente al Espíritu Santo que escudriñe nuestro corazón;
y si nos muestra algún pecado no confesado aún, debemos recurrir a la confesión
y al arrepentimiento. Recordemos que el Señor Jesús, en la oración que
nos enseñó (el Padre nuestro), nos dice que cada día, además de pedir nuestro
pan, debemos pedirle a Dios que nos perdone todas nuestras ofensas.
Una pregunta relacionada con esto es la siguiente:
¿Qué
pasaría a un creyente que comete un pecado precisamente segundos antes del
retorno del Señor, o si muere cometiendo un pecado?
En primer
lugar debemos reconocer que el Señor Jesús es Fiel. El no nos va a usar
en su obra por algún tiempo sólo para traicionarnos al final, permitiendo que
Satanás nos derribe cuando ya no haya oportunidad para arrepentirnos. Es
cierto que muchas veces, después de ciertas caídas y levantadas, el Señor puede
recurrir a llevarnos de este mundo si, en su omnisciencia, conoce que el volver
a caer significaría una retirada total de la fe. En su misericordia y por
su amor, puede usar esta prerrogativa de Su soberanía.
Por otro
lado, sabemos que hay quienes mantienen que un cristiano no puede cometer un
pecado y seguir siendo salvo (basados en lo que realmente enseña la Biblia que “sin santidad
nadie verá al Señor” y “Sed santos porque yo soy santo”); y en lugar de
concentrar su enseñanza en el amor, la gracia, la misericordia y la fidelidad
de Dios, enseñan que semejante creyente está perdido, rechazado por Dios y
condenado por la eternidad. ¡Qué desesperación! El creyente, en lugar de
recibir un evangelio que le enseña que la gracia de Dios ha sido manifestada
para que conozca la verdad y sea libre, se pasa toda una vida con el gran temor
de que su futuro eterno sería el lago de fuego.
¡El verdadero creyente no está en una puerta rotativa, entrando y saliendo de
la gracia de Dios! ¡Él está seguro en las manos de Dios, y ni la muerte, ni la
vida, ni ángeles, ni principados, ni poderes, ni las cosas presentes, ni las
cosas por venir, ni altura, ni profundidad, ni cualquier otra criatura podrá
separarlo del amor del Padre!
Debe decirse, sin embargo, con el mayor énfasis posible, que pecar no es
natural para el cristiano. Él no puede seguir cometiendo los mismos viejos
pecados. Habiendo nacido del Espíritu, el creyente es una nueva criatura para
quien las cosas viejas han pasado y las nuevas cosas han venido (2 Corintios
5:17)
El pecar es ahora, ANTINATURAL. La
vieja vida es una cosa del pasado; y aunque es una fuerza latente dentro de
uno, está dominada y declarada muerta por la nueva Presencia que mora en
nosotros (Romanos 6:11) Aquello que antes era la practica y costumbre,
ahora se ha convertido en algo antinatural y contrario a los nuevos impulsos
del corazón.
"El que es nacido de Dios," dijo Juan, "no puede pecar [o seguir
practicando el pecado]". Es decir, el pecado es extraño a la nueva
naturaleza. La nueva naturaleza que es nuestra por la fe, no peca.
Así cuando la
vieja naturaleza recobra el control, temporal e inesperadamente, el nuevo ser
se subleva contra esta intrusión antinatural. El recurso inmediato es
Cristo. La Biblia
nos dice que aunque nosotros le seamos infieles al Señor, El permanece siendo
Fiel. El no se puede negar a sí mismo (2 Timoteo 2:13). El Señor
siempre está dispuesto a interceder por nosotros ante el Padre (Hebreos 7:25),
mostrándonos que su amor por nosotros nunca deja de ser.
Cuando el creyente que ha pecado se vuelve a Cristo, no viene con la
desesperación de un alma perdida, sino con el conocimiento seguro que, como un
hijo de Dios que es, él tiene un Abogado con el Padre (quien es Fiel y Justo
para perdonar nuestros pecados y limpiarnos de toda injusticia)
Así el
creyente ejerce su prerrogativa como hijo de Dios, sin dudar su posición que él
sabe está basada en la rectitud infalible de Cristo por la fe.
Habiendo enfatizado la soberanía y gracia de Dios, también es indispensable
traer a colación la libre voluntad y la responsabilidad del creyente.
Dios no retira el poder de elección a la persona que cree. Por el ejercicio del
libre albedrío, el creyente acepta la salvación y se vuelve un hijo de Dios; y
por el continuo ejercicio de su voluntad, el creyente sigue siendo un hijo de Dios.
Seguir creyendo es la responsabilidad del creyente.
El creyente también debe tener el cuidado de no tomar una actitud ligera hacia
el pecado. No debe usar la gracia de Dios como una licencia para pecar. La Palabra nos enseña que
nadie puede burlarse de Dios (Gálatas 6:7); y que Dios, además de ser amor (1
Juan 4:16), también es fuego consumidor (Deuteronomio 4:24)
"¿Continuaremos en el pecado para que la gracia abunde?” Preguntó
Pablo (Romanos 6:1) La respuesta es enfáticamente negativa. Pablo supo y
enseñó que el practicar un pecado afectaría adversamente la fe de un creyente;
y es la fe la que hace posible una relación con Dios.
El pecado continuado es presuntuoso, arbitrario, y es una evidencia de
rebelión. (Ver Números 15:30, 31) La rebelión es lo contrario a la
obediencia de fe.
Los creyentes constantemente deben estar en guardia, “mirad bien, no sea que alguno deje de alcanzar la gracia de Dios"
(Hebreos 12:15) La exhortación de la Biblia es: "Examinaos a vosotros
mismos si estáis en la fe; probaos a vosotros mismos” (2
Corintios 13:5)
¿Por qué tales precauciones y preocupación? Estas repetidas advertencias
sólo son comprensibles cuando se reconoce que la pérdida de la fe perjudica
el alma. ¡Así como es verdad que la salvación del creyente no se gana por
sus hechos virtuosos ni su salvación es mantenida por ellos, es igualmente
cierto que cuando el creyente obtiene su salvación por la fe, también la puede
perder por causa de la incredulidad!
El pecado y la incredulidad están estrechamente relacionados. El pecado
arriesga la fe, y perder la fe es perder lo que mantiene a una persona firme en
la salvación en Cristo. En Hebreos 3: 12-14 se confirma esto.
El escritor
advirtió a los hermanos que la incredulidad los llevaría a apartarse del Dios
viviente; les advirtió que si el pecado nos engaña va a endurecer nuestro
corazón (trae rebeldía); y les recordó que somos participantes de Cristo con la condición de que retengamos firmes hasta el fin,
nuestra confianza del principio.
Si ser salvo en Cristo es por la fe, quite la fe y ya no queda nada que le
pueda mantener salvo. Por esto la Escritura amonesta al creyente
diciéndole: "Ten cuidado de ti mismo…”
(1 Timoteo 4:16)
4.
La Salvación
se Pierde Rechazando a Cristo
Dios no permite
que lo tomemos tan fácilmente. (Vea Romanos 10:21, donde Pablo estaba hablando
de Israel, pero aplicando el principio a los creyentes) Un creyente puede
perderse si por desatender las constantes llamadas que le hace el Espíritu
Santo, llega al punto donde rechaza a Jesús como su Salvador.
Es posible creer durante algún tiempo y caer cuando viene la tentación (Lucas
8:13 Es posible para el hermano débil por quien Cristo se murió, perecer (1
Corintios 8:11)
Es posible que un nombre que haya sido escrito en el Libro de Vida, sea borrado
(Apocalipsis 22:19) La
Biblia nos da ejemplo de hermanos que por un tiempo
estuvieron sirviendo al Señor y luego fueron apóstatas de la fe (Ver 2 de
Timoteo 2:17; 4:10,17)
Ahora bien, debido a que sólo Dios conoce todas las cosas, aún las intenciones
de nuestros pensamientos; NO es posible determinar si una persona ha dado, o
no, su espalda a Jesús como su Salvador; por consiguiente, debemos dejar todo
juicio en las manos del único Juez y Omnisciente Dios.
De una cosa
sí podemos estar seguros: Si Dios no cesa en sus esfuerzos por hacer que vuelva
el pródigo pecador al arrepentimiento, tampoco debiera la iglesia dejar de
insistir que aquellos que se han descarriado vuelvan a reconciliarse con
Cristo.
O como lo
dice Pablo: "Porque todo aquel que invocare el nombre del Señor, será
salvo"
(Romanos 10:13
Sergio A Monsalve Rojas
Pastor Presidente y Fundador
Iglesia Cristiana Palabra Viva y Rhema.
PJE 1735 Min. Interior.